Cuando sus padres no están, siempre les pasan cosas raras a Ulises, Nora y Bruno Misterio. Cosas muy muy raras. Por suerte tienen a Bobo, un perro que habla y al que, cuando encuentra una pista, ¡le pita la nariz!
La Pastelería Encantada sería la mejor de la ciudad... si tuviera pasteles. Todas las noches, los dulces de su escaparate desaparecen sin dejar rastro. ¡Ñam, ñam! ¿Se los estará comiendo su famoso fantasma?