La oruga era muy pequeña, pero tenía un hambre enorme. Así que se pasó todo este cuento comiendo, atravesando página tras página. Hasta que finálmente se convirtió, como todas las orugas, en mariposa.
Un libro agujereado de verdad por la muy glotona.
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"La historia tiene un ritmo irresistible para los niños. Nunca lo he leído a un grupo sin que a la segunda página, y sin que nadie les diga nada, comiencen a repetirlo en voz alta. Esa relación de los niños con la palabra como sonido es algo muy bonito y este libro la despierta".
María José Ferrada
Escritora